Cecilia Ramírez: “Padis+ fue un espacio de reconciliación entre mi fe y mi homosexualidad”

Publicada el 01 de Octubre del 2025

En el marco de los 15 años de aniversario de nuestra Pastoral de la Diversidad Sexual, quisimos hablar con una mujer clave desde los inicios de este recorrido, ella es Cecilia Ramírez, profesora de Castellano y actualmente trabajando en la Coordinación Académica de la Corporación de Educación y Salud de Las Condes. Además, participa en la coordinación de la Padis Mujeres, otro espacio de nuestra Pastoral que funciona como comunidad virtual.

Respecto a su experiencia y trayectoria en Padis+, ella nos cuenta que: “de los 15 años de la Padis+, yo he estado 14. Para mí ha significado un gran espacio de libertad y es que la persona que yo era en 2011 era una llena de miedos. Yo había pasado por experiencias personales que me habían dejado con temores y escasa libertad, pese a reconocerme como lesbiana. La llegada a la Padis+ implicó conocer a personas muy libres, sueltas y alegres. Esto me ayudó, y al poco tiempo me invitaron a ser parte de la coordinación del espacio lo que me resultó sencillo dada mi formación como profesora; efectuábamos reuniones muy a la pinta de lo que sentíamos que era necesario ir consolidando. Esta es la etapa del ´Comité Rosa´(2011-2013), aún quedemos de esa orgánica Ismael y yo, etapa en el que cinco personas íbamos reuniéndonos en nuestras casas, para organizar las reuniones de la asamblea. Más tarde, la orgánica se vuelve más sofisticada con equipos específicos (Formación, Acogida, Reflexión y Comunicaciones, Liturgia) consolidados con la elección del primer coordinador general, Juan Pablo Baraona (en 2014)”.

Cecilia fue pionera y sigue reflexionando sobre esos primeros años: “Fueron años muy ricos, fue mi espacio de origen, las personas con las que hice amistad en ese tiempo se mantienen hasta hoy, pese a que muchas ya no siguen. Por mi parte, yo me quedé porque yo vi que este espacio era uno de bien y porque en la medida en que me fui sintiendo más libre, consideré que era importante que otras y otros también vivieran eso. Yo llegué con el conflicto de ´o suspender mi Fe, o suspender mi homosexualidad´ y la Padis fue un gran espacio de reconciliación para mí como persona integral”.

Ya entrado el segundo lustro de Padis+, Cecilia Ramírez era un pilar para la organización y desarrollo: “En 2016 nuevamente estoy en la coordinación. Yo estaba más afirmada y contenta, sin miedos. Fue un año significativo para la Padis+, tras haberse iniciado como un grupo de unas 12 personas, ahora se trataba de una orgánica más grande y numerosa; con una coordinación con funciones diferenciadas. El desafío era cómo hacer para que las nuevas personas que se sumaban no se perdieran en el mar de seres humanos que estábamos siendo. De hecho llegamos a ser hasta 80 personas en reuniones y ahí surge la decisión de comenzar a armar comunidades de forma más o menos espontánea, teniendo solo como referencia la experiencia que generó Francisco Covarrubias en 2014. Fue un experimento interesante, una forma de permitir una mejor participación horizontal desde las comunidades, pero luego se fue complicando, porque a final de cuentas esto de armar comunidades nunca es fácil (...) En los años posteriores, estuve desde más lejos, dado que inicié estudios de un Magíster. Sin embargo, tras la pandemia (en 2022), apoyamos a Tomás que llevaba ya varios años en la coordinación y que necesitaba una manito. Ismael, Erich y yo nos pusimos en disposición de ayudar en este nuevo momento, para reorganizar y vitalizar este espacio, afectado como muchos por las secuelas de la pandemia. Hoy sigo como una más y disfruto el espacio”.

Cecilia tiene opiniones claras, directas y fundamentadas. Sobre el rol y significado de la Padis+ para la iglesia nacional y mundial hoy, reflexiona: “La Padis+ de por sí es un punto de inflexión y diálogo para personas que son católicas en Chile y que esperan de nosotras una mirada coincidente con la de ellos. Lo más interesante que está pasando es la alianza con otras pastorales de diversidad. Nos estamos convirtiendo en una figura existente como espacio pastoral, validado por la Iglesia, y eso es parte de la consolidación de nuestro espacio. Ahora innegablemente existimos y tanto es así, que somos parte del Jubileo”.

Respecto a los desafíos futuros de las disidencias y diversidades sexo-genéricas en la iglesia, Cecilia Ramírez nos comenta que “hay una buena noticia en nuestro espacio: es la horizontalidad en la organización y esto es interesante que se haga extensivo a la iglesia en su totalidad. Algo bueno de nuestra condición es ese espíritu de autogestión que tenemos, lo que moviliza a que los liderazgos sean desde la misma comunidad laica y esto es una buena noticia para la iglesia en su totalidad: entender que no podemos seguir petrificados en esta cosa clerical, en la cual el ´Padre´ es quien me enseña dentro de una asimetría”.

Por último, Cecilia Ramírez, se refiere a otro tema que la mueve en su vida: el rol y derechos de las mujeres, esta vez dentro de la iglesia Católica pensando en un futuro próximo y mediano plazo: “El desafío lo tenemos las mujeres siempre, porque es parte de nuestros desafíos en la sociedad que habitamos es desnaturalizar prácticas milenarias, pero lo central es conseguir que la iglesia reconozca el rol de la mujer como exactamente igual que el del hombre. Y a mi juicio esto implica principalmente que las mujeres pueden ser sacerdotes. Este paso podrá ser el punto de inicio para el gran cambio que espero en la Iglesia. Me violenta que en los espacios de culto, en la misa, siempre hay un hombre delante y una feligresía principalmente femenina que escucha. Estructuralmente esto es violento, es como que a uno le digan ´¿sabes qué? las personas como tú no pueden estar ahí´. Sé que hay personas que esperan con paciencia que las cosas cambien, pero a mí todo esto me genera hastío, porque no veo por qué tengo que pedir lo que nos debiese ser dado por nuestra condición de bautizadas.(...) Eso espero de la Iglesia y que no sea que lo obvio se desestime, porque una tradición anacrónica tiene más fuerza”.